La tradición vitivinícola del Valle de Santo Tomás comenzó en 1791 con la fundación de la Misión de Santo Tomás de Aquino, donde los misioneros dominicos plantaron las primeras viñas para el vino de misa. La misión fue un centro agrícola próspero, pero tras su secularización en 1833 y abandono en 1849, la tierra fue adquirida por don Loreto Amador en 1857, quien reavivó la producción de vino. En 1888, Francisco Andonegui y Miguel Ormart formalizaron la actividad comercial con la creación de Bodegas de Santo Tomás, convirtiendo al valle en una de las primeras regiones productoras de vino en México.
Durante el siglo XX, el Valle de Santo Tomás se consolidó como un referente enológico gracias a su clima mediterráneo y la cercanía del océano. La creación de la Ruta Antigua del Vino, con vinícolas emblemáticas como Viñedos Aldo Cesar Palafox, Cava Antigua Ruta del Vino y Rincón de Guadalupe, permitió mostrar la riqueza cultural y gastronómica de la región. Hoy, el valle es un destino enoturístico que destaca por su historia, su producción vinícola y su atractivo enológico único en Baja California.
El Valle de Santo Tomás se encuentra en Ensenada, Baja California, México, a unos 35 kilómetros al sur de la ciudad de Ensenada y 15 kilómetros de la costa con el Océano Pacífico. La región se extiende sobre una zona montañosa y rocosa de aproximadamente 32 kilómetros cuadrados, y se caracteriza por la forma alargada delimitada por las cañadas que tienen una orientación NW-SE. Su altitud media es de 160 metros sobre el nivel del mar, rodeado de elevaciones que alcanzan hasta los 1,000 metros s.n.m. lo cual contribuye a sus condiciones climáticas únicas. Pequeñas aperturas entre las montañas permiten el ingreso moderado de brisas que moderan las temperaturas del valle.
El Valle de Santo Tomás presenta un clima mediterráneo, moderado debido a su ubicación cercana al océano. Los meses de verano (junio a septiembre) son secos con cielos despejados (90% del tiempo despejado). En invierno, la nubosidad incrementa, con el punto más alto en febrero (40% de cielo nublado). Así mismo, la incidencia pluvial incrementa durante los meses de invierno, siendo febrero el mes más lluvioso con 38.8 mm. La media anual de precipitaciones es de 14.2 mm, requiriendo una buena infraestructura de irrigación para el mantenimiento de la viticultura.
En el Valle de Santo Tomás, las neblinas también desempeñan un papel importante en la dinámica climática, aunque su frecuencia es menor a comparación de otros valles de la península. Estas neblinas contribuyen a la moderación de las temperaturas en el valle. Además, la topografía montañosa alrededor del valle causa un sombreado natural que reduce la irradiancia solar en la zona, creando condiciones de menor exposición al sol y moderación de temperaturas.
Las temperaturas máximas promedian 28°C en agosto, mientras que las mínimas promedio descienden a 9°C en los meses más fríos. Con una variación diurna promedio de 10.5°C, el valle proporciona un equilibrio térmico que favorece el desarrollo de características fenólicas y de concentración de azucares en las uvas, típicos para la calidad de los vinos de la región.
Aunque el Valle mantiene temperaturas relativamente estables, el fenómeno de “Condición Santana” puede provocar aumentos de temperatura inusuales. Este fenómeno ocurre cuando los vientos cambian de dirección, desde el continente hacia el océano, elevando la temperatura drásticamente por varios días. Este evento afecta especialmente al norte de Baja California y al sur de California, con registros de temperaturas extremas de hasta 49°C en junio de 1974 y mínimas de -6°C en febrero de 1987.
El Valle de Santo Tomás se clasifica dentro de la Región IV (templado-cálido) en términos de Grados Día de Crecimiento (GDD), con un total acumulado de 2051, adecuado para el cultivo de variedades de uva de maduración tardía y resistentes a las altas temperaturas. El Índice Huglin, que asciende a 1802, también refleja condiciones de calor moderado a alto, adecuadas para la producción de vinos tintos con buena estructura y concentración.
Los suelos del Valle de Santo Tomás varían en composición según la zona, predominando un perfil franco y franco arcilloso, que tienden a presentar mayor retención de agua y nutrientes a comparación de los encontrados de Valle de Guadalupe y el Valle de San Antonio de las Minas. Con altos porcentajes de arena (60%) y una proporción entre 20 y 30% de limo y arcilla. A pesar de una mayor presencia de materia orgánica, esta sigue siendo baja.
¿Estas listo para organizar el viaje de tus sueños? ¿Búscas un vino en especial? Deja que nuestro equipo de sommelieres y expertos en Mexico Wine Academy te asesoren. ¡Contáctanos!
