La historia de Bodegas de Santo Tomás comienza en 1888, tan solo seis años después de la fundación de Ensenada, cuando el italiano Francisco Andonegui y el español Miguel Ormart adquieren tierras en el Valle de Santo Tomás. En estas tierras fértiles, y continuando el legado de los misioneros dominicos que habían introducido las primeras viñas en 1791, ambos empresarios plantaron variedades de uvas importadas, como Palomino, Moscatel, Rosa del Perú y Tempranillo, con el objetivo de producir vinos de calidad en la región.
Con el tiempo, la bodega evolucionó bajo la visión de diversas figuras influyentes. En 1930, el ex presidente y gobernador de Baja California, Abelardo L. Rodríguez, adquirió la vinícola, convirtiéndola en la primera en la región en embotellar su vino en 1939. Su administración y el trabajo del enólogo italiano Esteban Ferro contribuyeron a posicionar a Santo Tomás como un referente de innovación. Décadas después, en 1962, Elías Pando compró la bodega y promovió el uso de tanques de acero inoxidable y barricas pequeñas para mejorar el proceso de añejamiento. Esta visión pionera hizo de Bodegas Santo Tomás un ícono de la enología en México, y el primer monovarietal de uva Barbera de Baja California fue elaborado bajo su dirección.
Hoy en día, Bodegas Santo Tomás trabaja en tres importantes valles de Baja California: el Valle de Santo Tomás, San Vicente Ferrer y Guadalupe, donde las condiciones geográficas y climáticas permiten la maduración ideal de las uvas. Esta diversidad de terruños fortalece la oferta de la bodega, que produce vinos únicos que reflejan la riqueza del suelo y la tradición vinícola mexicana. Sus cavas en el centro de Ensenada (Miramar), en el Valle de Santo Tomás y en el Valle de Guadalupe (San Antonio) ofrecen a los visitantes experiencias inmersivas en el mundo del vino, donde pueden aprender sobre la historia, los procesos de vinificación y disfrutar de los sabores que han caracterizado a Santo Tomás por más de un siglo.
Bodegas Santo Tomás ha sido reconocida tanto en México como en el extranjero por su calidad. Laura Zamora, quien fue la enóloga durante 33 años, recibió 13 medallas internacionales por su dedicación y pericia enológica. Actualmente, Cristina Pino, una enóloga con amplia formación y experiencia internacional, lidera la producción de etiquetas icónicas como Único y Duetto. Estas etiquetas han ganado premios en concursos de gran prestigio, como el México Selection by Concours Mondial de Bruxelles, donde en 2021 obtuvieron dos medallas de oro.
Con una producción de 18,000 cajas anuales, Bodegas Santo Tomás exporta a mercados internacionales, incluyendo Estados Unidos, Canadá, España y recientemente China. Este último, debido a su magnitud, representa una oportunidad prometedora para la expansión de la bodega. La entrada de Santo Tomás en el mercado asiático reafirma su compromiso de llevar la esencia del vino mexicano a nuevas fronteras y de consolidarse como un referente del vino de calidad en el panorama global.
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