Coahuila se erige como el epicentro de la vitivinicultura en América, con Parras de la Fuente como una región especialmente notable en esta evolución. Aquí, especies endémicas de vides como la Vitis candicans, V. cinérea, V. berlandieri y V. arizonica han jugado un papel crucial. La historia vinícola de Coahuila comienza en épocas prehispánicas, cuando tribus nómadas recolectaban uvas silvestres y las mezclaban con miel para producir bebidas alcohólicas. La llegada de los colonizadores europeos en 1521 marcó el inicio de la viticultura moderna en México. Esta rica tradición ha evolucionado a lo largo de los siglos, impulsada por innovaciones y adaptaciones climáticas, llevando a Coahuila a ser reconocida internacionalmente por la calidad de sus vinos y su contribución significativa a la industria vitivinícola global.
A medida que los conquistadores se expandían, las misiones religiosas acompañaban este proceso, utilizando el vino tanto en ceremonias religiosas como en la vida cotidiana. La expansión hacia el norte trazó la ruta conocida como ‘Camino Real de Tierra Adentro’, que se extendió por cerca de 3,000 km desde San Luis Potosí hasta Nuevo México, pasando por Zacatecas, Durango, Coahuila y Chihuahua. Misioneros franciscanos y jesuitas establecieron viñedos a lo largo de esta ruta, contribuyendo al surgimiento de asentamientos.
En 1594, los monjes jesuitas Jerónimo Ramírez, Francisco de Arista y Juan Agustín de Espinosa llegaron al Valle de Parras. El hallazgo de agua y vides silvestres llevó a la fundación de la misión Santa María de las Parras en la provincia de Nueva Extremadura, hoy en día Coahuila. Nombrado Parras debido a la abundancia de uvas silvestres, este fue el sitio donde se estableció el primer viñedo de Coahuila utilizando variedades autóctonas. Posteriormente se introdujo la uva española Misión, así llamada por su papel en el establecimiento de misiones. Esta sería la única variedad cultivada hasta 1889.
El principal desarrollo fuera del ámbito religioso se llevó a cabo el 19 de agosto de 1597 por el soldado Lorenzo García. Por órdenes del Marqués de Urdiñola, en recompensa por sus servicios, se le otorgaron las mercedes del Rey Felipe II de España para el cultivo de la vid y la producción de vino y brandy. Esta hacienda, inicialmente nombrada San Lorenzo y hoy conocida como Casa Madero, es el viñedo más antiguo en operación continua en las Américas.
La vitivinicultura comercial moderna inició en 1893, cuando Don Evaristo Madero adquirió la Hacienda de San Lorenzo, la renombró Casa Madero y comenzó un proceso de innovación. Contrató técnicos extranjeros, y adquirió nuevos equipos con los cuales implementó técnicas modernas. Inició formalmente la importación y cultivo de vides francesas (Vitis Vinífera), abandonando así la uva Misión.
Este cambio radical se debe en gran parte a la epidemia global de filoxera cinérea que llego a Parras en 1889. Menos del 10% de los viñedos de la región sobrevivió. No fue hasta 1900 que la Hacienda San Lorenzo, adoptó prácticas de portainjertos resistentes a la filoxera. Con estas prácticas, los viñedos recomenzaron a crecer, esta vez con una mayor adaptación al clima y suelo árido de la región.
Casa Madero volvió a revolucionar la industria local en los años 80. Se llevaron a cabo investigaciones sobre métodos de plantación, variedades, clones, portainjertos y densidades óptimas, buscando mejorar tanto la cantidad como la calidad de los vinos. Con el tiempo, este desarrollo propició la expansión de nuevas plantaciones no solo en Parras de la Fuente, sino en todo el estado de Coahuila: Saltillo, Arteaga, Ramos Arizpe, General Cepeda, San Buenaventura, Cuatro Ciénegas y Piedras Negras. Para el año 2021, se registran oficialmente 24 casas productoras con más de mil hectáreas de viñedo plantadas, una producción anual de uva superior a 6 mil toneladas y la elaboración de cinco millones de botellas de vino.
En los diferente concursos internacionales a través de su historia, los vinos de Coahuila han ganado más de 1,300 medallas. Solo en los últimos 20 años, Coahuila ha conseguido más de 160 preseas internacionales. Desde las apremiadas Gran Medalla de Oro del Concours Mondial de Bruxelles, hasta el galardón Gran Bacchus Oro. A nivel internacional, México se colocó en séptimo lugar en el 2022 del Concours Mondial de Bruxelles, siendo Coahuila y Baja California los que se llevaron la mayor parte de estas designaciones.
Localizado en la parte central del norte de México, Coahuila tiene una extensión territorial de 151,571 kilómetros cuadrados. Cuenta con una biodiversidad climática amplia: clima seco, semiseco, templado y cálido, aunque en su mayoría es seco y semicálido. La agricultura ocupa solo el 5% del territorio y se localiza principalmente en el sur del estado, donde se ubica la gran mayoría de los viñedos. El agua es escasa, con una precipitación promedio de 325 mm por año. La mayor fuente de agua potable (el 85%) proviene de fuentes subterráneas. El riego por goteo es necesario para la mantención adecuada en la mayoría de los viñedos.
Durante la era Mesozoica, Coahuila era tierra de dinosaurios, los cuales habitaron por más de 230 millones de años. Las rocas y fósiles que se encuentran en los valles corresponden a estos enormes reptiles que habitaban la tierra de Coahuila. Los antiguos pantanos, lagunas costeras y ríos con deltas se convirtieron en suelos arcillosos, calizos y arenosos. Las vides, alimentadas de esta tierra y clima, tienen microclimas muy variadas de donde se obtienen vinos de calidad superior.
Parras de la Fuente, situada en el corazón de Coahuila, es un bastión histórico y cultural de la vitivinicultura en América. Desde épocas prehispánicas, esta región ha sido hogar de diversas especies endémicas de vides, como la Vitis candicans y V. cinérea. Con la llegada de los colonizadores europeos en 1521, se establecieron los primeros viñedos de Vitis Vinifera, marcando el inicio de la viticultura moderna en México. La fundación de la misión Santa María de las Parras en 1594 por monjes jesuitas y la creación de la Hacienda de San Lorenzo, ahora conocida como Casa Madero, consolidaron a Parras como el epicentro vinícola de la región. Hoy en día, Parras de la Fuente es reconocida internacionalmente por la calidad de sus vinos y su rica tradición vitivinícola, que continúa evolucionando y adaptándose a los desafíos modernos.
Arteaga recibe su nombre en honor al héroe liberal José María Arteaga, gobernador de Querétaro en 1857. La Sierra de Arteaga, rica en biodiversidad y con abundancia de agua, se ha destacado históricamente por la producción de manzanas. Sin embargo, en 1997 se plantó el primer viñedo experimental en lo que hoy es Bodegas del Viento, marcando el inicio de la vitivinicultura en el Valle de Arteaga. Desde entonces, la región ha evolucionado hasta convertirse en una prometedora área para la producción de vinos de alta calidad. Viñedos como Bodega Los Cedros, fundada en 2009, y Terra Serena, con su primera vid plantada en 2019, han ganado prestigio en concursos internacionales. La dedicación de los viticultores locales y las condiciones únicas del entorno han posicionado a Arteaga como un destacado valle vitivinícola en México.
La historia vitivinícola de La Laguna, donde se encuentra Torreón, se remonta al siglo XIX. En los años 1920, se estableció la Vinícola de La Laguna, y en las décadas de 1940 y 1950, la Compañía Vinícola del Vergel y Domecq expandieron la plantación de uva hasta alcanzar las 9,000 hectáreas. Este crecimiento vitivinícola fue significativo y quedó integrado en el folclore regional con festividades como la Feria del Algodón y de la Uva, celebradas desde principios del siglo XX. Sin embargo, la sobreexplotación de aguas subterráneas contaminadas con arsénico y otros factores económicos y sociales llevaron a la decadencia de la viticultura en la región. Hoy, aunque no se encuentran viñedos Vitis Vinifera en la región de La Laguna, aún sobrevive la tradición, historia y cultura enológica.
Cuatro Ciénegas, ubicado en el estado de Coahuila, es conocido tanto por su importancia ecológica como histórica. La historia enológica comienza en el siglo XIX con la llegada de inmigrantes europeos que vieron el potencial de la región para la viticultura. Las condiciones extremas del valle, con su clima cálido y suelos áridos, han llevado a la implementación de técnicas especiales de vinificación y riego para cultivar variedades resistentes al calor y la sequía. Bodegas Ferriño, fundada en 1860, es un ejemplo de cómo la tradición vinícola ha perdurado, siendo la bodega más antigua de México aún en operación por los descendientes de los fundadores.
La vitivinicultura en San Buenaventura ha encontrado su lugar en un entorno desafiante fuera de la franja mundial del vino. A pesar de esto, la región ha desarrollado técnicas de vinificación especializadas para cultivar variedades de uva resistentes al calor y la sequía. En el 2008, nacen los viñedos de Rancho El Fortín, la cual destacada en su producción de variedades como Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Shiraz. La influencia de figuras como José Milmo Garza de Casa Madero ha sido crucial en el desarrollo de la vitivinicultura local, inspirando a viticultores a explorar nuevas posibilidades y elevar la calidad de sus vinos.
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